Consternación desleída
30 de abril de 2023 Hace días encontré en mi sumidero de noticias que una nutria del parque al que fui en otra vida sufría de soledad y malas condiciones. Parece que sus chillidos de queja se oían y causaban compasión a los viandantes. Contesté al tuitero: «Duele». Supe que fue rescatada y tal vez recibió mejor trato. Poco después, una mujer escribió que durante su visita a la tumba de un familiar vio a un niño de nueve años que le pidió sábanas y comida. La madre lo había abandonado para emigrar a Colombia. Lo dejó solo, y él, con hambre, con lo que hizo falta para que un niño de nueve años decidiera huir de su abandono (soledad y malas condiciones), se marchó al cementerio. Ahí, al menos, habría gente que pudiera auxiliarle. Eso pensó, creo que con buen criterio, porque si alguien va al cementerio a llorar a sus muertos quizá disponga de alguna lágrima para los vivos. No contesté a la tuitera. No le dije «duele». En esta tabla rasa en la que se ha transformado la vida occidental, la ...