Tres intentos de explicarlo
29 de enero de 2023 I ¿Por qué te temo, bicho? Porque he visto a otros temerte y, como a los ídolos, te creímos poderoso. Porque aquel hombre te cogió y quiso mostrarme tus alas. Sí, tú puedes volar. Porque la profesora de Biología quiso obligarme a quitarte eso. Porque en la clase de Biología esa chica se rio de que no pudiera quitarte eso. Porque un día me puse una camisa blanca y no abrazaste mi espalda, solo la surcaste. Porque apareció en una toalla de un hotel. Porque, en aquel paisaje de playa y luz, invadiste mi casa y, por las noches, rascabas. Porque no huyes: te detienes o avanzas. Y puede que sonrías, mientras vas y vienes. Porque gritas. Porque contribuiste a expulsarme de dos ciudades. II Perdona, Sandra, perdona No sé si Sandra, inteligente, pragmática y encantadora, me habrá perdonado. Confío, al menos, en que, si recuerda lo ocurrido, lo haga con media sonrisa. Sandra era mi compañera en BS, la de Valencia, en un local a pie de la calle Conde de Salvatierra...