Catorce segundos

13 de febrero de 2023

Ese es el lapso que según las estadísticas de este blog tarda una persona en detenerse frente a él y, seguramente, desinteresarse. 

Leo un artículo que habla sobre los trabajos académicos. Un profesor se esfuerza durante meses en su elaboración, pero el promedio de sus lectores no supera el número de diez y, de esos, la mitad son los propios autores, los que revisan o los editores de la publicación (https:/ /intellectualtakeout. org/2023/01/escritura-académica-nadie-lee/).

No estoy escribiendo artículos académicos, quizás practico ahora alguna nota de lectura, tanteo esa vuelta de varias maneras, y sigo con este blog que empecé hace un año, y que más bien se ha transformado en la manera de hacer pública mi disconformidad con el espacio en que vivo, como cualquier adolescente que se resista. Es un diario publicable, suave, en el que a veces digo menos de lo que pienso y sí mucho de lo que siento, lamentablemente; en otras, empleo el eufemismo de la historia para no expresar a golpes lo que sí me cuento en mi cabeza, o quiero contarle a otra cabeza. Por cierto, esa cabeza que seguro vive en la estadística de los catorce segundos.

Así, quise experimentar con la entrada anterior: si no la publicaba, como de costumbre, en Twitter o en Facebook, en una red social, si alguna persona famosa o con muchos seguidores no recomendaba la lectura, como ocurrió en algunas ocasiones, y si yo misma no envío el enlace a los cuatro o cinco habituales, ¿alguien la verá o se tomará la molestia de recordar que deversar es  un  blog de esa amiga que a veces dice, siente, llora o camufla con historias su propia historia? Incluso, entre los que habitualmente me leen o leían, ¿alguno irá por su cuenta a buscar qué nota quise escribir esta vez? ¿Y a lo mejor un por qué? ¿Y suscribirse? En realidad no debo juzgar, porque hacerlo también es cuestionarme a mí misma. Vamos por las líneas de información pasando con tanta rapidez, que detenernos a ver qué le está pasando a un amigo es más simple dirimirlo con el mensaje de turno. Aunque algunos necesitamos más espacio para contarlo.

Y también es cierto que deberíamos mirar hacia arriba siempre que podamos. Ayer me sorprendí por hallar cigüeñas, una torre gótica y el hocico de un perro en un mismo cuadro de visión.

Con este  Deversar , que sustituye ocho años después (porque durante estos ocho años solo me dediqué a trabajar para otros y casi todo mi tiempo se esfumó en los intereses de otros) a mi desordenado y ambicioso Léelo.yo , blog que abarcó la  estancia valenciana , yo he querido mostrar una cabeza que diera el pego de organización y elegancia, inquieta pero asentada, una cabeza burguesa que buscaba un empleo que sustituyera al que menguaba y que funcionara en esa otra cabeza que ya no superó los catorce segundos para entender que soy como él, como todos. Y que me admira. Y que no se marchara. 

Fui una impostora. Esas primeras entradas; la experimentación; lo que quería escribir para ser lo que no era... No, no. Es por eso por lo que retornó a ciertos orígenes desnudos de los potingues que tampoco iban a servir para cambiarme por dentro, para ser festiva, encantadora, sociable y exitosa. A los cincuenta y desempleada ya es tarde para no ser quien se es; si acaso para aprovechar las penúltimas oportunidades desde la rudeza de esta merecida —por indolente— soledad de lectores, que no tienen que estar, pero que, quizás, porque me importan, podrían detenerse de vez en cuando, como yo. Es lo que espero de mí.

No pagaré doscientos euros para mantener el alojamiento (vale, cedo al anglicismo: el  hosting ) porque no pretendo ser una autoridad en nada, ni establecer una marca personal, ni mostrar diseños chulísimos. Quiero un espacio público que me permita escribir mejor y decir con un poco de gracia lo que nadie leerá en un diario personal. Vuelvo a Blogger: tan público y tan básico. Confío en que quien quiera buscarme encuentre algo mío aquí (ya no digo ahí). Tal vez deje más de mí, tal vez podamos hacerlo unos cuantos y quizás quedarnos algo más de catorce segundos. 

Tal vez, ¿qué opinas, cabeza? 


Comentarios a esta entrada

Inox
gaveteroumbilical.wordpress.com
17/02/2023 a las 15:32
201.248.70.138

Catorce segundos desde la relatividad de quien no digiere lo que lee, hágase la acotación… Espero noticias si hay algún cambio de portal, querida Ada. NB: Puedes intentar con la versión gratuita de WordPress.


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